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Escuelas en un mundo hiperconectado

Actualizado: 17 dic 2022


Por: Humberto Portocarrero



¿Qué tendríamos que aprender en las escuelas? éste es un tema que nos tiene preocupados en el ámbito educativo durante muchos años atrás y para ser sinceros, aún lo sigue haciendo, puesto que esta pregunta encuentra parte de su respuesta en un elemento extremadamente central en los procesos escolares, el currículo.


Photo by CDC from Pexels


El currículo escolar refleja en los diferentes países una presencial política, social y cultural que a la fecha sigue determinando sus contenidos y lineamientos metodológicos, por así decirlo de alguna manera. Este currículo visto desde un punto de vista plenamente educativo define lo que como sociedad queremos preservar de nuestra historia o nuestro pasado y también define en algún caso el tipo de futuro que queremos construir. Esta reflexión nos invita a preguntarnos ¿qué del pasado o historia que tuvimos es la que queremos preservar? y ¿cuál es el tipo de futuro que queremos construir?

Mucho se dice sobre que la escuela prepara a los estudiantes para el futuro, pero claro está que desde hace un tiempo atrás, para ser más preciso desde el 19 de diciembre del 2019, la enfermedad ocasionada por el SARS-CoV-2, nos ha demostrado claramente que el futuro es más cambiante de lo que pensábamos y que si antes era muy difícil el poder proyectarlo con cierto grado de precisión, pues ahora es casi imposible, es así que, debemos reconocer este futuro con más incertidumbres que certezas y saber que en la escuela debemos preparar a nuestros estudiantes para un mundo incierto, un mundo que aún no se ha comenzado a configurar.

Si el futuro es totalmente incierto, con mayor razón e hincapié debemos volver a preguntarnos ¿qué debemos enseñar en la escuela? o para ser más acertados, ¿qué debemos aprender en la escuela?


Photo by Ali Pazani from Pexels


Quizás esta pregunta o estas preguntas no fueron muy fáciles de responder y mucho más lo son ahora, pero es necesario cada vez más entrar en análisis y reflexión para esbozar respuesta o respuestas a estas interrogantes. La dificultad de estas preguntas se basa en la multiplicidad de realidades que cada uno de nuestros estudiantes vive en su día a día. Si bien muchas veces intentaremos entregar respuestas universales que puedan aplicarse en la generalidad del ámbito educativo escolar, veremos que estas pierden quizás solidez y hasta fundamento el momento que analicemos las diferentes realidades que cohabitan en el sistema escolar.

Si bien, muchos mencionamos y repetimos continuamente que hemos pasado de habitar un mundo conectado a uno hiperconectado es necesario evaluar si esta hiperconectividad trasciende a los diferentes escenarios de las diferentes escuelas, debido a que estas diferentes realidades obviamente condicionarán la mirada de esta hiperconectividad.

En estos tiempos podemos encontrar realidades de escuelas en las cuales el offline casi no existe, puesto que estas cuentan con los dispositivos tecnológicos, así como con la conectividad requerida y si en algún caso este offline existe, no lo es bajo un carácter absoluto, estas escuelas se pueden considerar escuelas hiperconectadas; existen también otras escuelas que pueden estar desconectadas a pesar de contar con los dispositivos tecnológicos, pero por diferentes decisiones referidas a políticas educativas estatales, o en algún caso de inversión privada, la conectividad no llega a estos centros educativos y si es que estudiantes o profesores logran algo de conectividad es solo por esfuerzos aislados por parte del plantel docente y/o algunos padres de familia, aquí se puede apreciar directamente la ineficiencia administrativa estatal y/o privada y la pobreza en la que algunos estados se encuentran, dentro de este escenario también hay escuelas en la que la disposición de los equipos tecnológicos y conectividad a internet, no llega de una manera en la que el universo de los estudiantes del colegio pueda hacer uso de ella con la frecuencia requerida para que ésta impacte en su formación, estas escuelas podrían agruparse dentro de las escuelas pseudo conectadas; Así mismo, se encuentran escuelas las cuales no cuentan con dispositivos tecnológicos ni conectividad, muchas de estas escuelas no necesariamente están lejos del casco urbano de las grandes ciudades y quizás son la mayoría de las que existen en muchos de los países, estas escuelas podrían agruparse dentro de las escuelas offline.


Photo by Alena Darmel from Pexels


Si bien menciono tres escenarios seguro estoy de que hay muchos más y también seguro estoy de que muchas de estas realidades cohabitan simplemente cruzando de una vereda a otra.

· Escuelas hiperconectadas: hay escuelas hiperconectadas y extremadamente innovadoras que han sabido capitalizar los recursos físicos y el talento humano que tienen, mismas que desde hace mucho tiempo han planteado y ejecutado actualizaciones en su propuesta curricular, trabajando solo contenidos esenciales y entrando en el mundo de las competencias y las habilidades, al mismo tiempo que han invertido fuertemente en la capacitación y formación del equipo humano que en ellas trabajan, en este contexto la hiperconectividad del conocimiento y la aplicación de metodologías activas no solo es una realidad, sino ya entrega claramente muestras y resultados. Así mismo, en este escenario de escuelas hiperconectadas también hay algunas que no han sabido leer las necesidades de una sociedad cambiante y han mantenido no solo sus metodologías, sino que además muy poco han actualizado sus propuestas curriculares, éstas en mi lectura, no han sabido capitalizar ni aprovechar los recursos físicos y talento humano que tienen en sus escuelas, es decir, que aún pudiendo hacerlo, no lo hicieron.

· Escuelas pseudo conectadas: hay escuelas que contando con los dispositivos pero no así con la conectividad o contando con los dispositivos y conectividad pero en número extremadamente limitado frente al universo de alumnos, se han esforzado por intentar contextualizar un aprendizaje que vaya más allá de los contenidos, pero lamentablemente a pesar de los esfuerzos, estamos en una época en la que aprender a través de la tecnología se ha convertido en una necesidad, para poder cohabitar en el mundo que vivimos y podamos prepararnos para un futuro incierto pero altamente conectado. Muchos de los esfuerzos metodológicos que algunas escuelas realizaron con su personal docente quedan en la actualidad conformado una propuesta de formación educativa incompleta porque aún persiste un proceso de enseñanza anclado en el papel y no encuentra posibilidades de despegar hacia una educación conectada. Así mismo, dentro de este escenario de escuelas pseudo conectadas existen las cuales se han mantenido en metodologías poco novedosas y extremadamente centradas en los contenidos.

· Escuelas Offline: Muchas de estas escuelas podrían considerarse en islas dentro de un mundo en el cual la educación conectada es una realidad, estas escuelas no pueden modelizar ni siquiera a través de ventanas tecnológicas, aunque sean muy pequeñas, procesos de enseñanza aprendizaje que lleven a los estudiantes a aprender en un mundo como en el que vivimos.


Photo by Katerina Holmes from Pexels


Lamentablemente, en las escuelas pseudoconectadas y las offline, la responsabilidad de una aproximación a la educación conectada recae en cada una de las familias y no estoy hablando sobre estos tiempos de pandemia, en el cual las familias han tenido que gestionar dispositivos y conectividad para la educación de sus hijos, en esta entrada de Blog me refiero al equipamiento e infraestructura tecnológico digital y de conectividad que tienen las escuelas. En estas escuelas los maestros no pueden modelar, guiar y animar desde el aula el uso de la tecnología y de las bondades que tiene esta dentro de los procesos de aprendizaje en un mundo altamente colaborativo y conectado, y si es que pueden hacerlo es gracias al esfuerzo individual de cada maestro que hace uso de sus propios dispositivos y conexión para que sus alumnos tengan aproximaciones a esta forma de aprender.



Cuando todas las realidades están sobre la mesa, vemos que la pregunta de ¿qué tenemos que aprender? Es más compleja de lo que se pensaba y quizás esta pueda encontrar una respuesta por lo menos parcial en otra pregunta: ¿cómo tenemos que enseñar? Puesto que si como profesores nos preguntamos continuamente ¿qué oportunidades entrego a mis estudiantes el momento de dar mi clase para que ellos desarrollen o apliquen una habilidad y/o competencia? estaremos mirando más allá del contenido de los programas curriculares, los dispositivos tecnológicos y conectividad de las escuelas, porque desarrollar habilidades y/o competencias exige estrategias que garanticen que no solo estamos trabajando conocimientos declarativos sino también procedimentales y actitudinales. Es así que, centrar el foco del aprendizaje en habilidades y competencias, preparará de mejor manera a nuestros estudiantes para muchas demandas de una sociedad que proyecta un futuro incierto, pero altamente exigente, obviamente el componente tecnológico digital es central dentro de cualquier propuesta curricular educativa, pero claro está que esta solución depende de intensiones que exceden a la voluntad del profesorado.


 
 
 

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